diumenge, 28 de març del 2010

Cataratas de Iguazú y Salta "la bonita"

Después de nuestra semana de tangueo en Buenos Aires, nos desplazamos a la trifronteriza zona de las cataratas de Iguazu: Argentina, Brasil y Paraguay.

Nuestra llegada a Iguazu, fue como malos bacpackers en avión, teniamos un hotel reservado, pero en argentina eso no vale de mucho, habían hecho overbooking y nos enviaron a otro hotel, que según ellos era mejor porque tenia piscina ( la verdad que la piscina no era mas que una bañera grande, y el agua no parecía muy limpia), nuestras protestas no sirvieron de nada, la ciudad estaba bastante a petar de gente y lo único que podíamos hacer es aceptar el otro hotel y poner una queja en el sistema de reservas. La primera noche pedimos que nos cambiaran de habitación, por que el ruido que venia de la calle era insoportable, y así lo hicieron, pero lo peor estaba por llegar. El hotel es uno de esos que por la noche ponen la música a tope y hasta bien entrada la madrugada no se puede dormir. Nacho bajo varias veces a quejarse de la música pero con una sonrisa de oreja a oreja le decían "asi es argentina". El Che Lagarto de Iguazu es el peor hotel al que hemos ido en todo el viaje.

Las cataratas están formadas debido a una falla geológica producida en el río Paraná antes de desembocar en el rio Iguazú formando una impresionante cascada de 80 metros de altura, en la zona conocida como garganta el diablo. Es impresionante ver la gran cantidad de agua que constantemente llevan las cataratas, tuvimos un día estupendo de sol, y pudimos disfrutar de uno de los mejores paisajes del viaje.






Durante nuestra visita el caudal de agua era tan grande ( por una vez el "niño" hizo nuestra visita mas emocionante) que la propia bruma del agua al caer te impedía ver el final de la garganta. Las cataratas se visitan desde el lado argentino y desde el lado brasileño. El lado argentino tiene unas grandes pasarelas que te permiten acercarte tanto a las cataratas que el atractivo es quedarse en bañador, sujetador o sin nada ( según te hayan avisado) para quedar totalmente empapado, al final de las pasarelas. El lado brasileño es mas modestito, pero tiene mejores perspectivas de todas las cataratas.

En el parque viven unos animalillos, llamados coatis, pobrecillos están súper acostumbrados a la gente y están por todos lados intentando robarte algo de comida. Los vigilantes los van apartando del camino dando palmadas para asustarlos, pero la verdad es que es inútil y los bichillos se cuelan por todos lados, buscando a los turistas.

Saliendo de Iguazu, nos dejamos llevar por el movimiento de masas, todas las personas con las que hablábamos venían o iban hacia Salta, "Salta la bonita", nosotros no teníamos pensado visitarla, pero la verdad es que desde Iguazú teníamos un porrón de horas en autobús hasta San Pedro de Atacama, y Salta quedaba casi a medio camino, con lo que era una buena excusa para parar unos días. Alquilamos un coche durante dos días y recorrimos parte del circuito super turistico que rodea la ciudad. El problema era las distancias, y que queríamos evitar conducir muchas horas por carretera de ripio ( eso es gravilla) ya que Nacho se pone un poquito pesado cuando llevamos mucho rato en el coche. Los paisajes que rodean Salta son realmente preciosos, si te gusta el paisaje desértico, y hay unas formaciones de arena que parece imposible que sean naturales, imitando sapos, anfiteatros, sillas.....

De camino nos encontramos a nuestro amigo Jacinto, de la familia de los camélidos, pero aun no tenemos claro si es alpaca, guanaco, vicuña o llama, el caso es que es de los que escupen si te acercas mucho, y lo cierto es que nosotros nos arriesgamos bastante. En Salta, esta "legalmente" aceptada la venta de coca, y la puedes encontrar en casi todo tipo de tiendas. Como buenos backpaquers y viajeros en cuanto la encontramos, compramos la primera bolsita "pa probar"






El segundo día, cuando ya estábamos de vuelta hacia salta, a unos 20km, empezó a caer una tormenta impresionante, desbordando ríos y inundando carreteras, los coches se paraban porque no se atrevían a cruzar lo que en su dia era un puente y ahora era un rio desbordado. Ese dia habíamos compartido el coches con una pareja de alemanes, que tampoco las tenían todas, y no confiaban mucho en la pericia de la conductora ( que era yo, naturalmente). La verdad es que yo tampoco las tenia todas, pero teníamos que llegar a tiempo de devolver el coche y recoger la ropa de la lavandería, ya que al dia siguiente ya teníamos el billete de autobús hasta San Pedro, y no nos podiamos ir sin ropa. Hasta tres veces cruzamos tramos de carretera totalmente inundados, mientras muchos otros coches se paraban a esperar. El ultimo tramo fue el realmente peligroso, ya que se me paro el coche en medio del rio y el agua nos entraba dentro del coche. Un par de acelerones y volantazos hasta que salimos como un cohete de la carretera inundada. Nada mas llegar a la ciudad los alemanes bajaron corriendo como si el coche estuviera poseído, mientras que Nacho y yo nos fuimos a una gasolinera a intentar secar un poco el coche para entregarlo a la agencia, finalmente conseguimos la ropa limpia y entregar el coche sin penalización por malos tratos.

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